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Cantata 92: A Dios encomiendo mi corazón y mi espíritu | Kantata 92: Ich habe in Gottes Herz und Sinn |
Cantata Religiosa Compuesta en Leipzig |
Esta cantata-coral para el Domingo de Septuagésima (28 de enero de 1725), comprende nueve movimientos. El primero, el cuarto y el noveno emplean las palabras textuales de un poema del siglo XVII. En los restantes se entremezcla la paráfrasis de un himno tradicional con los versos de un desconocido poeta del siglo XVIII. El resultado es un texto a menudo confuso que Bach convierte sin embargo en símbolos sonoros claros y convincentes. En más de la mitad de los movimientos emplea una canción secular francesa.
El coro inicial, en el que predomina un tono de sereno acatamiento, es un arreglo de coral. Su melodía es confiada las sopranos, mientras las voces más graves y la orquesta contribuyen a la interpretación detallada del texto. El siguiente movimiento está formado por un coral y un recitativo para bajo. La melodía del coral, cantada a intervalos por el solista y apoyada en figuras de los instrumentos bajos constantemente repetidas, contrasta singularmente con el recitativo. El aria para tenor (III), que describe la ruina y la destrucción de todo lo que Dios no sostiene, lleva la febril agitación a su paroxismo. Más sereno es el coral (IV), cuya melodía es confiada a la contralto. En esta sección, Bach inserta las diversas líneas de la melodía del himno en un trío para dos oboes d'amore y continuo. Después de un recitativo para tenor (V) viene un aria para bajo y continuo en donde Bach se complace en describir, como en los movimientos iniciales, la sombría agitación evocada por el texto. Como el segundo movimiento, el séptimo consta de un coral y un recitativo. Pero la expresión es ahora radiante y optimista. El coral es una armonización para coro a cuatro voces. El recitativo lo cantan, en su orden, el bajo, el tenor, la contralto y la soprano. El movimiento octavo es un aria para soprano, oboe de amor y cuerdas en pizzicato. Este trozo, que tiene el carácter de una serenata, ofrece un cuadro de alegría paradisíaca. La conclusión de la cantata es un sencillo coral.
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