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Cantata 69: Bendice, alma mía, a Jehová | Kantata 69: Lobe den Herrn, meine Seele |
Cantata Religiosa Compuesta en Leipzig |
De esta obra se conocen dos versiones: una de 1724 (BWV 69a) y otra de 1730 (BWV 69). La primera se ejecutó en Santo Tomás el 28 de agosto, dentro del marco eclesiástico correspondiente al duodécimo domingo después de la Trinidad; y se repitió al día siguiente. con motivo de la inauguración del Concejo de la ciudad.
La presente versión la destinó Bach a una celebración municipal semejante. Conservó entonces el coro inicial y las dos arias (movimientos III y V) y cambió los dos recitativos (II y IV) y el coral conclusivo. El libreto, de autor anónimo, lo modificó el compositor para adaptarlo al carácter festivo de la ocasión.
El coro inicial se basa, como casi siempre, en pocos motivos. Comienza con acordes macizos parta tres trompetas, timbales, tres oboes, oboe d'amore, cuerdas y continuo. Dos trompetas exponen el motivo que establece el tono jubiloso del movimiento, cuya parte central es una doble fuga. El coro canta las palabras del Salmo 103 (2), "Bendice, alma mía a Jehová y no olvides ninguna de sus bendiciones"; y en la fuga se mezcla con todos los instrumentos en un asombroso despliegue de ciencia polifónica. La primera aria, precedida de un recitativo para soprano y continuo, expresa en la voz de la contralto, a la que apoyan el oboe, el fagot y el violín, las altivas palabras del texto: "Levántate, alma mía, y proclama lo que Dios ha hecho por tí..." El segundo recitativo, más elaborado que el anterior, es para tenor, cuerdas y continuo. Hacia la mitad se convierte en arioso, sin duda porque Bach necesita el retorno de la melodía para pedir al Señor que libre a nuestros campos de la aflicción y de todo ominoso influjo. El aria para bajo, con los vientos y las cuerdas doblando al continuo (V) la tomó Bach sin cambios de la versión original. La dulce melodía anunciada por el violín y el oboe d'amore al unísono es modificada por la voz del bajo, la cual expresa su conmovedora súplica con vehemencia creciente. En su primera versión, la cantata termina con un sencillo coral; en la versión de 1730, Bach lo reemplaza por otro más elaborado que constituye un gozoso canto de alabanza. Las líneas vocales son apoyadas por los oboes y las cuerdas, mientras las trompetas y los timbales forman partes independientes.
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