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Cantata 67: Recordad a Jesucristo | Kantata 67: Halt im Gedächtnis Jesum Christ |
Cantata Religiosa Compuesta en Leipzig |
Esta obra la destinó Bach en 1725 al primer domingo después de Pascua. En aquella ocasión un excelente libreto, escrito al parecer por Christian Weiss, le permite componer una de sus más hermosas cantatas. El Evangelio (San Juan 20/19 a 31) evoca la aparición de Jesús a los discípulos, entre ellos el incrédulo Tomás. La parte vocal comprende contralto, tenor, bajo y un coro a cuatro voces. La orquestal, trompa, flauta, dos oboes d'amore, dos violines, viola, órgano y continuo.
El texto del coro inicial, "Recordad a Jesucristo, quien regresó de la muerte", es una cita casi textual de uno de los versículos de la Epístola de San Pablo a Timoteo, y alude también al mencionado Evangelio. El tema principal de este movimiento, que Bach concibe en forma de fuga, es expuesto por la trompa (o la trompeta) al comienzo de la introducción orquestal. El coro entra más adelante y canta el tema dos veces, primero en las sopranos y luego en los bajos. Las otras voces completan el material temático de la fuga que, tras la intervención pasajera de los solistas, se desarrolla con asombrosa variedad. El aria para tenor (II) emplea dos motivos contrastados: el primero es una brillante y confiada melodía que expresa la resurrección, y la segunda una figura entrecortada que denota incertidumbre y temor. Viene luego un coral enmarcado por dos recitativos para contralto, que confirma la expresión luminosa del segundo movimiento. El aria para bajo y coro (VI) es una de las manifestaciones más conmovedoras del arte de Bach. Aunque lleva el calificativo de "aria", consiste en realidad en dos movimientos distintos fusionados en uno. Las fuerzas sonoras se dividen en dos grupos muy contrastados: el del coro, con las cuerdas y el continuo, que representa al pueblo; el del bajo, con la flauta, el oboe d'amore y el continuo, que es la voz de Cristo. El cuatro ocasiones el coro expresa la angustia y el tumulto; y en otras tantas interviene Cristo con palabras de paz y consuelo. Tras lo cual la cantata finaliza con un sencillo himno de alabanza.
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