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Cantata 34: Oh fuerza eterna, oh fuente de amor | Kantata 34: O ewiges Feuer, o Ursprung der Liebe |
Cantata Religiosa Compuesta en Leipzig |
Para la ceremonia de bodas de un pastor luterano, compuso Bach en 1726 una extensa cantata que no se conserva en su integridad. Años más tarde la transformó en esta cantata para el domingo de Pentecostés. De los siete movimientos de la obra original, conservó cinco. Tres de éstos, los Nos. 1, 3 y 5 tienen el mismo texto y la misma música de la primera versión.
El desconocido libretista de la cantata 34 no tuvo necesidad de hacerle muchos cambios al primer texto, ya que Pentecostés (festividad conmemorativa de la venida del Espíritu Santo) es una fiesta de amor. El afecto que une a los esposos puede ser interpretado como el amor ardiente entre la humanidad y su Creador. Ambas cantatas parecen tener más relación con la venida del Espíritu Santo en lenguas de fuego, según se relata en los Hechos de los Apóstoles (2/1 a 12) que con el Evangelio según San Juan (14/23 a 31), que menciona también la llegada del Consolador; es decir, el Espíritu Santo. Los cinco movimientos de la 34 son: coro, recitativo para tenor, aria para contralto, recitativo para bajo y coro. La orquesta es suntuosa: tres trompetas, timbales, dos oboes, dos flautas, dos violines, viola y continuo..
El imponente coro inicial obtiene su temática contrastada de las palabras "Ewige" (eterno) y "Feuer" (fuego), la primera expresada en notas largas y la segunda en rápidos dibujos. Trompetas, timbales y oboes refuerzan su carácter festivo, en tanto que el coro impone un clima de hondo fervor. El tercer movimiento es el aria de la contralto, "Benditas sean las almas que Dios ha elegido para su morada". Con la dulzura milagrosa de su orquestación y la delicada elocuencia de su lenguaje melódico, es esta en verdad un aria excepcional. Se trata, al decir de Schweitzer, de una de las más bellas "canciones de cuna" religiosas escritas por Bach, en la que se expresa el tema de la "lasitud idealizada". Alfred Dürr, por su parte, observa que el aria está enteramente marcada por la imagen del Buen Pastor, con el cual había sido comparado el luterano contrayente de la primera cantata; pero ahora su lugar es ocupado por Jesús. Después del recitativo del bajo la obra concluye con el coro "Paz sobre Israel", que emplea la misma orquestación festiva del coro inicial. Con sus bloques corales, a los cuales sucede un jubiloso canto bipartita de acción de gracias, este coro admirable constituye otro ejemplo del arte siempre renovado de Bach.
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