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Cantata 204: Estoy contento de mi suerte | Kantata 204: Ich bin in mir vergnügt |
Cantata Profana Compuesta en Leipzig |
De las ocho partes de esta cantata para soprano, las seis primeras emplean un libreto de Christian Friedrich Hunold (conocido como Menantes); las dos restantes, un texto de autor desconocido. La obra, que pertenece a la categoría de cantata moral profana, se diferencia claramente por su contenido, de las cantatas dramáticas y humorísticas. Según el manuscrito autógrafo, que lleva el nombre de "Cantata del contentamiento", fue compuesta en 1726 o 1727. No se sabe para qué ocasión la destinó Bach pero se presume, por su texto profano, que tiene relación con sus compromisos con el Collegium Musicum de Leipzig.
La obra está escrita enteramente en el estilo de la cantata italiana para un sola voz solista. Consta de cuatro arias cada una precedida de un recitativo, y emplea una instrumentación muy sencilla: dos oboes, flauta, dos violines y continuo. Los recitativos son relativamente largos y las arias breves y melodiosas. La última, con su intensa y emotiva belleza, es una de las más espléndidas arias para soprano de Bach.
El recitativo que abre la cantata establece el tema: "Estoy contento de mi suerte. Que otros tengan fantasías y sacien con ellas sus necesidades y apetitos". En la primera aria, los oboes, el fagot y el clave subrayan la comparación que hace la soprano entre quienes encuentran la satisfacción en sí mismos y aquellos que la buscan en el mundo y no la encuentran. El segundo recitativo, con acompañamiento de cuerdas, denuncia a quienes se dejan seducir por los halagos del mundo. En su segunda aria, la soprano nos indica dónde encontrar las verdaderas riquezas. La acompaña un solo de violín con su encantadora línea melódica. La tercera aria, que surge tras un recitativo "secco", constituye un bello conjunto de imágenes tejidas por la flauta. Con una chispeante melodía se describen aquí "las radiantes perlas del contentamiento" que menciona el texto. La última aria es la culminación excepcional de la cantata. Los oboes y las cuerdas tocan un motivo jubiloso sobre el cual la flauta canta su propia melodía. El conmovedor efecto de tal contrapunto resulta en verdad milagroso.
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