Es esta la primera de una serie de cantatas con órgano obligado que Bach presentó en San Nicolás para brindar al organista de esta iglesia, Johann Schneider, la oportunidad de desplegar su maestría. La partitura proviene de folios dispersos en bibliotecas y colecciones, lo cual ha dificultado su reconstrucción. En su interpretación se emplean de ordinario dos oboes, cuerdas y continuo.

La obra hace parte del cuarto ciclo anual de cantatas de Leipzig; es decir, el de 1727 y 1728.Destinada al vigesimoprimer domingo después de la Trinidad, consta de seis movimientos: Sinfonía, Aria para tenor, Recitativo para bajo, Aria para contralto, Recitativo para soprano y Coral. La sinfonía es el tercer movimiento del Concierto para clave en re menor que, a su vez, no es más que una transcripción de un perdido concierto para violín del propio Bach. Su poderosa fantasía rítmica contrasta con el aria para tenor. Entre las arias bachianas para esa voz es ésta, posiblemente, la más afable: una melodía algo imprecisa pero cargada de emoción se desarrolla sobre el tejido de las cuerdas y el oboe, este último tratado a veces como instrumento solista. En la sección central, ágiles figuras de las cuerdas y pasajes casi desenfrenados del oboe, ilustran el sentido de las palabras "Wenn alles bricht" (Cuando todo se quebranta). El aria para contralto traduce con igual fidelidad el texto de Picander: "Insondables son los designios del Señor con su pueblo...". Bach emplea para ello una parsimoniosa instrumentación de chelo y órgano, una escritura sincopada y un tratamiento temático finamente articulado. Enseguida, un breve recitativo conduce al sencillo coral conclusivo, cuya melodía es una de esas canciones profanas que, curiosamente, fueron adaptadas como himnos religiosos.