Esta cantata, con texto de Mariane von Ziegler, es para el domingo después de la Ascensión. Cada uno de sus cinco movimientos alude a la persecución que los discípulos tendrán que padecer de acuerdo con las palabras del Maestro. Bach modificó el libreto e incluyó en la orquesta la inusitada combinación de cuatro oboes (dos d'amore y dos da caccia), algo que no se repite en ninguna otra de sus cantatas religiosas. En la parte vocal emplea cuatro solistas y, en el coral conclusivo, el habitual coro a cuatro voces. Además de los oboes, la orquesta comprende chelo piccolo, cuerdas, clavecín órgano.

En el recitativo que da inicio a la cantata, el bajo enuncia las siguientes palabras de Cristo a sus Apóstoles: "Os expulsarán de las sinagogas; y aún viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios" (San Juan 16/2) En su papel de Cristo, el bajo confiere singular dramatismo a este trozo que Bach convierte en preludio de un drama en miniatura. Los tres movimientos siguientes serán cantados por solistas que representan a los discípulos y creyentes, y que unen sus voces al coro en el coral conclusivo. El primero es un aria para tenor. Con el apoyo del chelo y las cuerdas, el solista eleva un canto ornamentado: "No temeré las ansias de la muerte pues Jesús me cubrirá con su brazo protector". Viene luego un recitativo para contralto, en el que las dos parejas de oboes más las cuerdas acompañan la breve declamación. El aria siguiente, confiada a la soprano, es el movimiento más significativo de la cantata. Los dos oboes da caccia y las cuerdas tocan la introducción y enseguida acompañan el canto. La melodía reviste acentos muy expresivos cuando el texto evoca al Espíritu Santo, "consolador supremo". El coral tiene por texto la quinta estrofa del himno "Cruzad sus puertas", que Paul Gerhardt escribiera en 1653 para el domingo de Pentecostés. La estrofa comienza con las palabras "Eres el Espíritu que nos enseña a orar".