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Cantata 180: Adórnate, alma, con alegría
Kantata 180: "Schmücke dich, o liebe Seele "
Cantata Religiosa Compuesta en Leipzig

Esta obra la destinó Bach al vigésimo domingo después de la Trinidad de 1724, cuya lectura evangélica es la parábola de la fiesta de bodas (San Mateo 22/1 a 14) ("El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los invitados, mas estos no quisieron venir"). Dicha parábola es la base del himno de Johann Franck que a su vez constituye el origen del libreto de esta estricta cantata-coral, una de las creaciones más felices del Cantor. La melodía de la que obtiene su título y que constituye el tema del coro inicial, es muy familiar a los melómanos gracias a un famoso preludio bachiano para órgano.

En vano buscaríamos aquí acciones o personajes ominosos, remordimientos o sombrías premoniciones. El alma se entrega en éxtasis al banquete celestial y todo lo demás es relegado al olvido. Las fuerzas sonoras dispuestas por Bach para tal efecto incluyen dos flautas dulces, dos flautas, oboe, corno inglés, chelo piccolo, cuerdas y continuo. De los cuatro solistas vocales, sólo la soprano interviene dos veces. Del coro inicial dice Henrry Halbrich que es una de aquellas maravillosas fantasías corales de las que sólo Bach tiene el secreto y que integran las diferentes partes el himno (cuya melodía es confiada a la soprano) en medio de una parte orquestal independiente. Las dos flautas dulces, el oboe y las cuerdas tejen una polifonía de transparencia luminosa. Viene luego un aria para tenor y flauta, que abunda en elementos descriptivos. El tercer movimiento es un recitativo para soprano que no tarda en convertirse en arioso, sobre la estrofa cuarta del coral de Franck "Amigo del hombre, cuánto anhela mi alma tu divino favor". Después de un segundo recitativo confiado a la contralto, viene una festiva aria para soprano, con los mismos instrumentos del coro inicial excepto un oboe y la viola. El recitativo para bajo (VI) es otra ardiente plegaria que al final se transforma en arioso. Y la obra concluye con una sencilla armonización de la última estrofa del himno.



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