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Cantata 177: Clamo a tí, Señor Jesucristo | Kantata 177: Ich ruf zu dir, Herr Jesu Christ |
Cantata Religiosa Compuesta en Leipzig |
Escrita para el cuarto domingo después de la Trinidad, esta obra se estrenó el 6 de julio de 1732. Consta de tres arias enmarcadas por un coro y un coral y su partitura incluye soprano, contralto, tenor, coro, dos oboes, oboe da caccia, fagot, violín concertante, cuerdas y continuo. Se trata de una estricta cantata-coral ya que cada uno de sus movimientos se basa en la estrofa correspondiente del coral del mismo nombre que Johannes Agricola escribiera en 1529. El texto alude al Evangelio del día (San Lucas 6/36 a 42) cuyo segundo versículo dice: "No juguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados".
En el coro inicial la melodía la cantan las sopranos. Se trata de una fantasía coral para cuerdas y oboes, que tiene la apariencia de un primer movimiento de concierto para violín.El coro eleva una súplica personal que representa la agonía de los creyentes en busca de ayuda espiritual. Su plegaria contiene un motivo lleno de aflicción sobre las palabras "Ich ruf" (A tí clamo). Este motivo se oye, desde el comienzo, en el primer oboe y forma, junto con un pasaje del violín concertante, el material de la sección orquestal autónoma. La primera de las tres arias es para contralto, con el órgano como único acompañamiento. La súplica del texto, "Clamo a tí, Señor Jesucristo, oye mi lamento", se repetirá en las otras dos arias. En la segunda, la soprano cuenta con el apoyo más expresivo del oboe da caccia. La estrofa cuarta es confiada al tenor. Con el violín y el fagot, más el continuo, esta aria es un encantador movimiento de cuarteto. El radiante motivo, que enuncian los instrumentos, da a esta sección la categoría eminente que tal vez no tuvieron las dos arias anteriores. Sin duda las palabras del himno, "Haz que ningún placer y ningún temor me alejen de tí en este mundo", las halló Bach más significativas y dignas de ser puestas en música. En el coral conclusivo, las voces y los instrumentos se unen en una imponente y honda presentación de la última estrofa, que implora la ayuda de Cristo contra la tentación.
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