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Cantata 150: De tí, Señor, tiene sed mi alma
Kantata 150: Nach dir, Herr, verlanget mich
Cantata Religiosa Compuesta en Muhlhausen

Esta cantata fue compuesta al parecer en Mühlhausen. como lo indican ciertos rasgos de escritura muy parecidos a los de las cantatas 131 y 71, ambas escritas en aquella ciudad. Hay en la 150 cortos pasajes para coro, breves páginas corales a los que responde la orquesta, encantadoras fugas vocales cada vez que el texto lo permite, frecuentes contrastes de estilo y de tempo. El aria de la soprano (tercera parte de la obra) tiene el mismo carácter arcaico de las cantatas de Mülhausen. Propias también del viejo estilo son ciertas asperezas, que no impiden al fresco fluir de la música.

La obra consta de siete movimientos: sinfonía, coro, aria para soprano, coro, terceto, y dos coros. En los tres primeros coros utiliza Bach los versículos 1, 2, 5 y 15 del salmo 25 de David, y en aria, el tercero y la chacona, tres estrofas originales. La breve sinfonía es para fagot, cuerdas y continuo. El tema principal, línea cromática descendente de seis notas, sirve para escribir la sección inicial del primer coro, donde alternan pasajes vocales y orquestales que interpretan de manera conmovedora las palabras del salmo "A tí, oh Señor, levantaré mi alma". El material melódico del aria de la soprano, con acompañamiento de violín, chelo y órgano, se relaciona también con uno de los motivos de la sinfonía, y traduce con dolor contenido las sombrías palabras de la estrofa (aflicción, tormento). La expresión cambia en el segundo coro, que se inicia con un amable tema inspirado en el versículo 5 del salmo, "Encamíname en tu verdad y enséñame". Más amable aún es el terceto con acompañamiento de fagot y continuo, en donde los instrumentos describen los cedros agitados por el viento y las voces expresan la confianza en la misericordia de Dios. En el tercer coro, "Mis ojos buscan siempre hacia al Señor", impera un clima delicadamente poético. a cuya eficacia expresiva contribuyen de modo notable los violines y el fagot. La cantata concluye con una chacona noble y compleja sobre las palabras "Mis días de aflicción las convierte Dios en alegría". Asi, como en tantas cantatas futuras, Bach pasa del tema negativo del comienzo a una nota final de consuelo y esperanza.



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