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Cantata 143: Alaba, alma mía, al Señor | Kantata 143: Lobe den Herrn, meine Seele II |
Cantata Religiosa Compuesta en Leipzig |
Hasta mediados del siglo XX se creyó que esta cantata había sido compuesta para el Año Nuevo de 1735. Investigaciones recientes indican sin embargo que la obra es muy anterior. La extraordinaria concisión de sus coros, arias y recitativos la relacionan con algunas formas arcaicas como el motete, el aria antigua y el Concierto Espiritual. Otro de sus rasgos inusitados es el empleo de tres trompas da caccia y timbales en tres de sus siete movimientos: el coro inicial, el aria para bajo y el coro conclusivo. Con estos instrumentos Bach simboliza de manera exuberante la realeza de Jesús.
La cantata 143 se inicia con un breve coro en estilo de motete, que musicaliza la primera frase del Salmo 146, "Alaba, alma mía, a Jehová". Las trompas y los timbales, que en este coro hablan por primera vez de la majestad de Dios, sólo reaparecen en el aria para bajo (V), cuyo texto es la primera frase del versículo décimo del mismo Salmo: "Reinará Jehová para siempre". Y se oyen de nuevo en el coro final, donde el Aleluya es cantado por las voces bajas mientras las sopranos cantan el himno de alabanza al Príncipe de la Paz. Los otros cuatro movimientos son: un coral para soprano y violín (II), un recitativo para tenor de sólo cinco compases (III), un aria para tenor (la primera de tres arias consecutivas), y finalmente, después de la mencionada aria para bajo, una segunda aria para tenor, que incluye un coral para cuerdas. El coro conclusivo representa al Príncipe de la Paz que mira desde lo alto un mundo azotado por la violencia, pero que al mismo tiempo se ofrece como guía y consuelo.
( No toda esta cantata me parece original. Acaso Bach, falto de tiempo, tomó la obra de otro músico y la adaptó rápidamente para la ocasión. Como otras veces, pudo hacerle algunos cambios [suprimiendo o agregando algún pasaje] que nos hacen creer que se trata de una obra suya. Pero nadie confirma mi sospecha.
En verdad no sé qué tan propios de Bach son esos movimientos primero y quinto, algo pomposos, y tan breves que se diría que los temas no le parecieron a su autor dignos de ser desarrollados. También me parece extraña la disposición algo desarticulada de los movimientos, cuando precisamente Bach nos tiene acostumbrados a arquitecturas sólidas y significativas).
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