Esta cantata-coral fue compuesta para el duodécimo domingo después de la Trinidad de 1725. El libreto conserva intactas las estrofas el himno, un coral escrito por Joachim Neander en 1680. Y al igual que la cantata "Cristo yacía en los lazos de la muerte" (BWV 4) que Bach compuso en Weimar algunos años atrás, utiliza la mima melodía de coral en cada uno de sus cinco movimientos. Aunque en este aspecto la obra es tradicional, el tratamiento del texto muestra una concepción original y novedosa.

La cantata se inicia con un coro, prosigue con tres arias y termina con un coral. Cada una de sus estrofas comienza con las mismas palabras: "Alaba al Señor". El coro es un espléndido motete con interludios orquestales. La tonalidad de Do mayor realza su carácter festivo; y la vistosa instrumentación (tres trompetas, timbales, tres oboes, cuerdas y continuo) refleja fielmente "las arpas y los salterios" mencionados en la estrofa, la "música resonante" que acompaña la alabanza. En la primera aria, la melodía de coral es confiada a la contralto y la adornan las figuras del violín. En el aria para soprano y bajo con dos oboes, el simbolismo bachiano permite que el dúo se convierta en diálogo entre el hombre y su alma. En la última aria la melodía del coral es tocada por la trompeta, mientras el tenor canta vigorosamente las palabras del himno y el continuo expone 34 veces seguidas un motivo de alegría exuberante. El. coral conclusivo presenta una polifonía a siete voces, tres de ellas a cargo de las trompetas en líneas independientes. La melodía del coral (presente bajo varias formas en cada movimiento), más la instrumentación y la disposición simétrica de las partes, dan a la obra cohesión y equilibrio dinámicos.