Esta cantata la compuso Bach para el Domingo de Trinidad de 1726 o 1727. El texto consiste en las cinco estrofas del himno del mismo título que Johann Olearius publicó en 1665. Este himno de alabanza, que obviamente no fue escrito como texto de cantata, obedece a una concepción bastante uniforme. De las cinco estrofas, las cuatro primeras comienzan con las mismas palabras: "Alabado sea el Señor, mi Dios". Y las estrofas primera y tercera aluden sucesivamente, sin mayores contrastes, a las personas de la trinidad cristiana.

Bach supera sin embargo las limitaciones del texto y crea una obra de notable variedad. Musicaliza la primera estrofa como una jubilosa fantasía-coral de carácter concertante, en donde el coro se incorpora a la parte instrumental. Las trompetas irrumpen a menudo en breves y crepitantes fanfarrias. Las partes vocales inferiores se mezclan temáticamente con el movimiento instrumental y forman con éste un tejido independiente de la melodía del himno. Esta melodía se oye, como es lo habitual, en la voz de las sopranos. Bach debió considerar que las estrofas segunda a cuarta eran poco apropiadas para recitativos y las empleó en consecuencia como base de tres arias consecutivas. Su instrumentación es variada. La primera es para bajo y continuo, la segunda para soprano con flauta obligada y la tercera está escrita en forma de trío para contralto, oboe d'amore y continuo. Esta última es una extensa y dulce pastoral encomendada principalmente a las fuerzas instrumentales. El coral conclusivo reanuda con mayor resonancia el canto jubiloso del coro inicial, para lo cual emplea Bach tres trompetas, timbales, flauta, dos oboes y cuerdas. La flauta dobla la melodía del himno, mientras los cobres, la percusión, los oboes y las cuerdas entrelazan sus temas de alabanza.