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Cantata 12: Llorar, lamentarse
Kantata 12: Weinen, Klagen, Sorgen, Zagen
Cantata Religiosa Compuesta en Weimar

Compuesta para el 22 de abril de 1714 (Dominica Jubilate), es esta una de las doce cantatas del período de Weimar que Bach, según Whittaker, reconstruyó después de 1723 como Cantor de Santo Tomás. A pesar de su título, Bach la destinó a una de las fiestas más jubilosas de Iglesia: la del tercer domingo después de Pascua, en memoria de la Resurrección de Cristo. La razón de esta contradicción aparente es que el texto de la obra, atribuido a Salomo Franck, se basa en los versículos 16 a 23 del capítulo 16 del Evangelio según San Juan; versículos cuya idea fundamental es el paso de la tristeza a la alegría, ocasionada la primera por la partida de Jesús y la segunda por su regreso. Bach interpreta esa idea con los medios que la teoría de la "música poética" de la época ponía a su disposición; teoría según la cual la tristeza es descrita por medio de un cromatismo descendente, en tanto que la alegría se expresa mediante un diatonismo ascendente.

La cantata 12 consta de 7 movimientos: sinfonía, coro, recitativo para contralto, tres arias sucesivas (para contralto, bajo y tenor respectivamente) y coral. La sinfonía (adagio assai) está escrita para oboe y cuerdas, con un fagot que dobla el continuo. Hacia el final los violines dibujan líneas descendentes que, según la teoría mencionada, sugieren el dolor y las lágrimas de que habla el texto. Esta sinfonía conduce al primer coro, cuyo comienzo es un esbozo el Crucifixus de la Misa en si menor. En este coro, los instrumentos del continuo presentan doce veces una figura "ostinato", lo cual parece tener un obvio sentido literal: el libreto relata la despedida de Cristo a cada uno de sus discípulos. El breve recitativo de la contralto es acompañado por las cuerdas. Las palabras del texto son la del Apostol San Pablo a sus discípulos: "Es necesario que a través e muchas tribulaciones entremos en el reino de los cielos". Cuando la contralto declama la parte final del versículo, el primer violín dibuja una gama ascendente que hemos de entender como el ascenso del hombre a una esfera superior. Las tres arias sucesivas que forman la parte central de la cantata reflejan, cada una a su manera, el paso de la tristeza a la alegría. En la segunda de ellas, dice Alfred Dür, el bajo recita el motivo ascendente, acompañada este vez por numerosos pasajes en canon destinados a describir la "marcha del creyente en pos de Cristo". En el aria del tenor, Bach emplea la trompeta como instrumento concertante, para que sea su voz la que entone la melodía del coral "Jesús, mi alegría". El coral conclusivo, construido con la sencillez habitual de esos movimientos, adquiere sin embargo un brillo particular mediante la adición de una voz superior independiente e instrumental, dando como resultado una solemne polifonía a cinco voces.



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